Mi jardín se ha llenado de florecillas con la primavera. Le pedí a los jardineros que no cortasen la hierba porque las florecillas blancas me dan mucha alegría. Mi doncella Maripuri teme que el jardín se nos asilvestre. No es para tanto.
-Le crecerán las silvas, mi Princesa. Y esos pinos que no poda llegarán al cielo. A ver si la denuncian los vecinos de El Pardo por tener un jardín sin arreglar.
-Nadie me puede denunciar, Maripuri. Soy la Princesa de Asturias y tengo mi jardín como me da la gana. Ahora lo tengo primaveral. ¿No te gustan las florecillas?
-Prefiero las rosas que se pagan caras en las floristerías, mi Princesa. Esas que le regala su Príncipe.
Yo las odio. El otro día vi las mismas rosas rojas en el entierro del Presidente Suárez. En todo caso, no voy a hablar de muertos. Estamos en primavera y me apetece divertirme. Ya llevo hoy dos botellas de champán francés abiertas. En el desayuno brindé por las flores del jardín y a media mañana empecé la siguiente botella para brindar porque seré la futura Reina de España un día de estos. No creo que Su Majestad aguanté mucho tiempo más el peso de la Corona sobre su cabeza. Los catalanes le dan muchos disgustos y la Economía no tiene ningún brote verde.
Las cosas cambiarán cuando sea yo la Reina. Seguro que los socialistas ganan todas las elecciones y volvemos a tener dinero para la Ley de la Dependencia, para los pobres y para las fiestas. Los ricos van a tener que trabajar para nosotros.
-¡Leta!
-¿Querías algo, amor?
-Voy a trabajar.
-¡Ya era hora! Son las once de la mañana.
-¿Quieres que te compre algo en el supermercado de La Zarzuela?
-Lentejas y unos zancos de pollo.
Mi Felipín pone cara de enfado. Lo siento por él, pero yo tengo que ahorrar en comida. Mi sueldo de Princesa no me llega ni para pagar mis gastos de ropa. El otro día Felipe Varela tuvo que prestarme un vestido usado en un desfile de moda porque no pude comprar el que me gustaba. Lo peor es tener que llevar los vestidos de mis Infantas de España a que se los alarguen con añadidos de tela. Vivo peor que una hija de Alfonso XIII en el exilio.
-Le crecerán las silvas, mi Princesa. Y esos pinos que no poda llegarán al cielo. A ver si la denuncian los vecinos de El Pardo por tener un jardín sin arreglar.
-Nadie me puede denunciar, Maripuri. Soy la Princesa de Asturias y tengo mi jardín como me da la gana. Ahora lo tengo primaveral. ¿No te gustan las florecillas?
-Prefiero las rosas que se pagan caras en las floristerías, mi Princesa. Esas que le regala su Príncipe.
Yo las odio. El otro día vi las mismas rosas rojas en el entierro del Presidente Suárez. En todo caso, no voy a hablar de muertos. Estamos en primavera y me apetece divertirme. Ya llevo hoy dos botellas de champán francés abiertas. En el desayuno brindé por las flores del jardín y a media mañana empecé la siguiente botella para brindar porque seré la futura Reina de España un día de estos. No creo que Su Majestad aguanté mucho tiempo más el peso de la Corona sobre su cabeza. Los catalanes le dan muchos disgustos y la Economía no tiene ningún brote verde.
Las cosas cambiarán cuando sea yo la Reina. Seguro que los socialistas ganan todas las elecciones y volvemos a tener dinero para la Ley de la Dependencia, para los pobres y para las fiestas. Los ricos van a tener que trabajar para nosotros.
-¡Leta!
-¿Querías algo, amor?
-Voy a trabajar.
-¡Ya era hora! Son las once de la mañana.
-¿Quieres que te compre algo en el supermercado de La Zarzuela?
-Lentejas y unos zancos de pollo.
Mi Felipín pone cara de enfado. Lo siento por él, pero yo tengo que ahorrar en comida. Mi sueldo de Princesa no me llega ni para pagar mis gastos de ropa. El otro día Felipe Varela tuvo que prestarme un vestido usado en un desfile de moda porque no pude comprar el que me gustaba. Lo peor es tener que llevar los vestidos de mis Infantas de España a que se los alarguen con añadidos de tela. Vivo peor que una hija de Alfonso XIII en el exilio.