El discurso de esta Nochebuena de mi suegro El Rey de España fue el que más me gustó. Me sentí bien conmigo misma cuando dijo que había que ser ejemplar. Pensé que nosotros, la Familia Real, somos los españoles más ejemplares del país. Ahí tienes a doña Sofía aguantando un matrimonio en el que son tres, a Elena luchando por sacar a sus hijos adelante, a Cristina apostando por su unión matrimonial con Urdangarín en Ginebra, a mí misma esperando paciente a ser Reina de España... De mi Felipín no hablo porque es un ejemplo total. ¿Y qué decir de mis Infantas de España? Son dos niñas de catálogo.
Los españoles deberían seguir nuestro ejemplo por mucho que mi doncella Maripuri no esté de acuerdo. Mi doncella piensa que eso de seguir ejemplos es malo.
-Cada uno con su cabeza, mi Princesa -me dice-. Yo prefiero ser Maripuri y no una imitación suya, por ejemplo.
-Para imitarme tendrías que casarte con un Príncipe, Maripuri.
-Prefiero casarme con un perro. No quiero dueños.
Mi doncella está descolocada con tanto champán que está bebiendo estas Navidades. Ha descubierto que una copa de cava quita las penas y las ahoga en las botellas de cava barato que venden en los supermercados. Ella dice que no bebe tanto.
-Más bebe Su Majestad. Está agotando la bodega.
-No digas eso, Maripuri.
-Y Corinna comió todos los bombones.
-¿Qué sabes tú lo qué come Corinna?
-Estuve toda la semana llevando cajas de bombones a su casa. Su Majestad sólo le manda bombones, joyas y cartitas de amor.
Mi doncella es muy chismosa. Que yo sepa lo de Corinna y Su Majestad es una amistad del pasado. Ahora somos ejemplares y ahorradores. Yo estoy ahorrando una barbaridad en maquillaje porque ya no me maquillo para ir a la compra a ese centro comercial que me queda cerca de mi Palacio.