No me gusta hablar de Corinna zu Sayn-Wittgenstein la novia de Su Majestad por respeto a doña Sofía, mi verdadera suegra. Mi Felipín tampoco la nombra. Nosotros sabemos que don Juan Carlos está enamorado desde hace años. Un día me habló de su novia.
-Corinna quiere conocerte -me dijo.
-¿Quién?
-Mi novia, nuera.
Pensé que estaba loco. ¿Novia? ¿No estaba casado con doña Sofía hasta que la muerte los separara? Parece que ni estaba loco ni se había casado con la Reina a tan largo plazo. Don Juan Carlos quiere acabar sus días al lado de la alemana.
-Me casaré con Corinna -nos anunció en el hospital cuando fuimos a verlo.
Corinna, allí presente, tenía la mano de Su Majestad entre sus enjoyadas manos. Sonreía. Le pregunté si ella también estaba enamorada porque el amor tiene que ser en las dos direcciones para ser amor de verdad.
-Por supuesto, Alteza.
-¿Cuánto vas a cobrar?
-Yo no hablo de dinero.
Mi doncella puso el grito en el cielo cuando le hablé de Corinna y de sus amores con nuestro Rey. Maripuri quería que la denunciara por extranjera.
-Esa mujer no puede estar en España. Hay que aplicarle la Ley de Extranjería antes de que destroce la monarquía y nos deje sin trabajo.
-No será para tanto.
-¿Ha pensado en doña Sofía, mi Princesa? Debe estar sufriendo mucho. Don Juan Carlos con una mujer que podría ser su hija y ella sola.
-Pues no querrás que le busquemos novio.
-No sería mala idea. Yo creo que doña Sofía debería enamorarse de otro hombre, vengarse del Borbón.
No será así. Doña Sofía es fiel. Lee lo que se publica sobre su fracasado matrimonio y sufre. Llora. No ganamos para pañuelos de papel. No me atrevo ni a darle un beso porque me desmaquilla con tanta lágrima.
-Yo no lo perdono -dice
-Piense en usted, Majestad.
-Soy una cornuda. La cornuda de España.
Mi Felipín grita. Dice que va a quedar sin trabajo por culpa de su padre. Se ve en el paro, sin nada que llevarse a la boca. Yo soy menos catastrofista. Creo que el futuro será muy divertido en este país. Don Juan Carlos se casará con su Corinna y tendrá más hijos. No vamos a salir de las portadas.
-Corinna quiere conocerte -me dijo.
-¿Quién?
-Mi novia, nuera.
Pensé que estaba loco. ¿Novia? ¿No estaba casado con doña Sofía hasta que la muerte los separara? Parece que ni estaba loco ni se había casado con la Reina a tan largo plazo. Don Juan Carlos quiere acabar sus días al lado de la alemana.
-Me casaré con Corinna -nos anunció en el hospital cuando fuimos a verlo.
Corinna, allí presente, tenía la mano de Su Majestad entre sus enjoyadas manos. Sonreía. Le pregunté si ella también estaba enamorada porque el amor tiene que ser en las dos direcciones para ser amor de verdad.
-Por supuesto, Alteza.
-¿Cuánto vas a cobrar?
-Yo no hablo de dinero.
Mi doncella puso el grito en el cielo cuando le hablé de Corinna y de sus amores con nuestro Rey. Maripuri quería que la denunciara por extranjera.
-Esa mujer no puede estar en España. Hay que aplicarle la Ley de Extranjería antes de que destroce la monarquía y nos deje sin trabajo.
-No será para tanto.
-¿Ha pensado en doña Sofía, mi Princesa? Debe estar sufriendo mucho. Don Juan Carlos con una mujer que podría ser su hija y ella sola.
-Pues no querrás que le busquemos novio.
-No sería mala idea. Yo creo que doña Sofía debería enamorarse de otro hombre, vengarse del Borbón.
No será así. Doña Sofía es fiel. Lee lo que se publica sobre su fracasado matrimonio y sufre. Llora. No ganamos para pañuelos de papel. No me atrevo ni a darle un beso porque me desmaquilla con tanta lágrima.
-Yo no lo perdono -dice
-Piense en usted, Majestad.
-Soy una cornuda. La cornuda de España.
Mi Felipín grita. Dice que va a quedar sin trabajo por culpa de su padre. Se ve en el paro, sin nada que llevarse a la boca. Yo soy menos catastrofista. Creo que el futuro será muy divertido en este país. Don Juan Carlos se casará con su Corinna y tendrá más hijos. No vamos a salir de las portadas.